Nuestro Proyecto

El proyecto Jable de Tao bodega y viñedos, nace en un momento convulso a nivel vitivinícola, no solo en la isla de Lanzarote, si no más allá de la región de Canarias. Nuestro compromiso es la lucha y el esfuerzo por elaborar vinos que hablen del territorio en el que nacen, sin dejar en el camino a los actores principales que hacen posible su crecimiento; Los viticultores.

Lanzarote es una isla volcánica excepcional, con características edáficas y singularidades que están mágicamente guardadas en cada una de sus parcelas. Durante años, la conservación del paisaje agrario de Lanzarote, ha estado vinculado a la viticultura. Gracias a esta actividad, se ha hecho posible conservar las singularidades de nuestro paisaje insular. Hoy en día, la clave para la continuidad y engrandecimiento de la viticultura de Lanzarote, pasa por el relevo generacional, digno y profesional.

La viticultura responsable en Lanzarote es necesaria, urge el cambio de modelo, si bien es cierto, que se avista mejoría a corto espacio de tiempo. Son reconocidos los nuevos proyectos que con convencimiento están surgiendo por jóvenes conejeros, así como los giros que están dando bodegas consagradas tanto en la isla como en el resto del mundo. El respeto por el territorio, el cuidado de los suelos, las buenas prácticas en el manejo del viñedo, la profesionalización del sector, la dignificación de la figura del viticultor, son muestras evidentes de la solidez y ambición de un proyecto como el de Jable de Tao, Bodegas y Viñedos.

Jable de Tao, no es más que la persecución de un sueño, creer que se pueden elaborar vinos responsables, buenos vinos, vinos que en cada copa se reconozca su procedencia, su arraigo y apego a un suelo y a una viña cuidada por familias, personas con corazón, que han querido mantener por generaciones, ese trocito de tierra que su abuelo con afán labró y que con orgullo e ilusión cedió a una nueva generación.

Nos toca a nosotros “juventud” que algunos imaginan como “irresponsable”, conseguir hacer real los sueños de nuestros antepasados, que en situaciones mucho más desfavorables a las que actualmente nos tocan vivir, labraban con AMOR, de sol a sol, una tierra llena de ilusión.

No tenemos fórmula mágica, pero sí sabemos que el proceso debe ser justo y en comunidad, en el que personas comprometidas con nuestra tierra, quieran elaborar con responsabilidad desde el principio al fin.

Jable de Tao Bodegas y Viñedos se inicia en esta andadura con mucha ilusión, con un alto grado de compromiso, extendiendo la mano a ese grupo de personas que quieran participar de un proyecto que va más allá de cortar uvas y embotellar vino.

Este es un proyecto de amor, de respeto a la isla y a nuestra familia, a nuestros antecesores, en el que debe existir unidad y fortaleza entre los diferentes eslabones, así como compromiso y responsabilidad, convencidos de que este es el camino que hará posible la incorporación de nuevas generaciones a la viticultura y a la creación de nuevos proyectos responsables que engrandezcan a la isla de Lanzarote.

Nuestro proyecto ve la luz después de mucho esfuerzo en los últimos años, y lo hace cargado de ilusión y felicidad por sentirnos acompañados en la pasión por la viticultura, la enología y la conservación de nuestro paisaje.

SOBRE LAS PERSONAS DE JABLE DE TAO.

Nace en Tao municipio de Teguise en 1978 y desde entonces ha estado vinculado a la agricultura. Sus padres y abuelos, labradores de profesión, inculcaron en él, el amor y respeto por el sector. Desde pequeño ayudaba a sus padres en las labores agrícolas con mucho orgullo e ilusión, cultivando los productos más típicos de Lanzarote; cebollas, tomates, batatas, sandías, granos como arvejas, judías, garbanzos, chícharos, trigo y como no, la viña familiar heredada de varias generaciones.

Pasó toda su juventud en el campo, disfrutando de los bellos paisajes de nuestro territorio y viviendo las alegrías, pero también la dureza de nuestro campo, dependiente de la lluvia y de los intermediarios en la venta de los productos que se cosechaban.

De los trabajos más agradecidos fue el de la bodega artesanal y familiar en su casa del morro de Tao, donde se llegaron a producir hasta 15.000 litros de vino, elaborado de manera tradicional en aquellas viejas tanquillas de hormigón y barricas de castaño, sin añadidos, cosa que ya su padre le inculcó desde pequeño. Allí disfrutó de grandes momentos con él, compartiendo un trago de vino a todos los que se acercaban por la casa.

Gracias al duro esfuerzo de sus padres en el campo, pudo acabar los estudios de Ingeniería Industrial. Una vez culminó toda su formación, tomó la dura, pero acertada decisión de volver a su tierra natal, donde siempre quiso aportar su granito de arena.

Durante toda su trayectoria, no ha abandonado nunca sus orígenes y ha dedicado parte de su tiempo a mantener las fincas que su familia le ha cedido y aquellas con las que sus padres le han premiado, dándole relevo generacional para dar continuidad a esa pasión familiar.

Todos los años de infancia en el campo, en el lagar familiar de su casa en el morro de Tao, la dedicación de su padre por trasladarle los valores de bondad y respeto a familiares y vecinos, los aromas de tanquilla de hormigón y barricas de castaño impregnados durante las tareas propias de bodega, así como las notas del timple junto a las que creció, ven hoy en la puesta en marcha de Jable de Tao, la unión de todas las sensaciones vividas a lo largo de su vida.

Nace en Ingenio en 1986. Estudió Ingeniería Química en Las Palmas de Gran Canaria, posteriormente cursa un Máster de Enología en Tarragona donde forja amistades con las que recorre distintas partes del mundo ampliando los conocimientos académicos adquiridos. Bierzo, Chile o Portugal, son algunos de los enclaves en los que se detiene para trabajar en bodegas como Niepoort, Pedro Parra, entre otras.

En el año 2017 arriesgada decisión, pero acertada, vuelve a las Islas Canarias, lugar que le vio nacer y en el que cree profundamente; enamorado de los volcanes, de las características y perfiles de los suelos de la Macaronesia. Fiel defensor de los vinos que hablen del terruño, del lugar en el que nacen y con escasa o nula intervención.

Crea su proyecto personal Bien de Altura enclavado en Gran Canaria, proyecto con el que recupera viñas viejas con una característica en común, altitudes superiores a los 1.100 metros de altura. De aquí, surgen vinos como Ikewen, Origen en Amazigt, Tidao, Sansofí, presentes en diversos lugares del mundo.

Además, forma parte del proyecto El3mento, vino que es elaborado por diferentes amigos en distintas regiones del mundo (Lanzarote, Gran Canaria, Portugal y Suiza) y que sirve para compartir las experiencias y mostrar bajo un mismo nombre, las distintas versiones de un producto en regiones vinícolas peculiares.

Aterrizó en Lanzarote en 2017 de la mano del viticultor Vicente Torres (Montaña la Vieja – La Geria) donde elaboró vinos hasta 2020. En 2021 y nuevamente de la mano de Vicente, conoce el proyecto Jable de Tao; bastó solo una mirada y una conversación para comprender que se habían alineado las personas y que la sensibilidad y el amor por Lanzarote se fusionaban nuevamente en su vida. Carmelo es una persona de exquisita sensibilidad, apasionado de su trabajo, incansable en la persecución de sus objetivos y con gran capacidad de aprendizaje. Posee una extraordinaria habilidad para atraer a grandes personas, amigo incondicional de sus amigos y con la certeza y obsesión de colocar los vinos singulares de las Islas Canarias en los lugares más interesantes del mundo.

Su trabajo en bodega es preciso, silencioso y arriesgado. Tiene notas de virtuoso, actitudes de genio, instinto animal, poco previsible. Conjuga a la perfección la sencillez y la discreción, con la excelencia e innovación de su trabajo para acompañar y guiar a cada uno de sus vinos sin que signifique intervenir en su crecimiento; custodia, acompaña y fortalece cada una de las bondades de las parcelas seleccionadas y de las personas que en ellas trabajan.

Alejado de las ciencias exactas, arriesga con los límites de la mínima intervención, confiando en las características originales del terroir. Ha hecho de este proyecto un centro de investigación de la viticultura de Lanzarote, no solo con el estudio de cada uno de los suelos en los que crecen las distintas viñas, sino con los diferentes materiales empleados en la elaboración de los vinos y su comportamiento.

Es perfeccionista obsesivo, incansable; dispone de potencia y dureza solo comparable a la del original camello de Lanzarote, totalmente compatible con la nobleza de sus gestos. Alta capacidad de escucha, comprensión y siempre alerta, en constante aprendizaje.

Nace en Carolina del Sur, Estados Unidos. Estudió comunicación y se especializó en el mundo del café. Viaja por distintas partes del mundo aprendiendo idiomas y culturas. A su llegada a Canarias, descubre el impresionante mundo del vino, momento en el que encuentra sentido  a su vida profesional.

Conoce a Carmelo….. y es el año 2022 en el que se une al proyecto Jable de Tao, participando en la vendimia junto a otras personas colaboradoras de diferentes partes del mundo. Es en esa vendimia donde destaca por tareas meticulosas, por un alto grado de implicación y por su obsesión en que todas las labores que se realizan en bodega, alcancen la excelencia, independientemente del grado de importancia que se le asigne, pues todo suma, todo cuenta en la creación de grandes vinos; es un perfeccionista consagrado. El orden, la limpieza y la correcta ejecución son sus formas de entender el buen trabajo realizado en bodega.

En su mirada se refleja la ilusión por el trabajo que desempeña, las ganas por aprender y la admiración por la enseñanza diaria de Carmelo Peña, si bien expone con sinceridad los argumentos críticos en cada uno de los procesos que se van realizando periódicamente en el seguimiento y elaboración de nuestros vinos. Admiración con criterio personal.

Madre de la familia Betancor Rodríguez. Estudió Ciencias Ambientales en Madrid, para pronto volver a Lanzarote, lugar del que siempre vivió enamorada y conectada; fascinada por sus paisajes agrarios, volcánicos y por todas las bondades que la isla proporciona, de manera generosa a las personas que quieren detenerse en su apreciación.

Vinculada al mar desde pequeña, conoce a Alexis en su última etapa de los estudios fuera de la isla, conectando rápidamente sobre los posibles planes de futuro, exclusivamente en la isla de LANZAROTE, no negociable vivir en otro lugar. Es con él y con su familia con quien conoce la dureza de las tareas agrícolas, la dificultad de las mismas y el amor por el campo de Lanzarote. Vio en éste, otra fuente de alimentos complementaria hasta la que ahora conocía proveniente del mar y que engrandeció su admiración por los héroes insulares que posibilitaron la subsistencia de la población durante las angostas décadas antes de la llegada del turismo a Canarias.

Las primeras tareas agrícolas que desempeña junto a la familia de Alexis, le muestran la dificultad de las mismas. Le obsesiona el concepto de dignificar la figura del agricultor, del campesino de la isla de Lanzarote y que se le reconozca como el verdadero conformador del paisaje insular, además del aclamado internacionalmente espacio natural vulcanológico.

Defensora a ultranza de las singulares condiciones de la isla, de la bondad de su gente y de la necesidad de repercutir parte de los beneficios procedentes del actual motor económico insular, el turismo, en los verdaderos protagonistas del mayor encanto y valor patrimonial paisajístico; los AGRIGULTORES, además de poner en valor la callada labor de las mujeres que durante décadas de forma silenciosa han contribuido con esta actividad, tanto de forma directa como indirecta, pues han sido las que más responsabilidades han tenido dentro del núcleo familiar simultáneamente con las tareas del campo.

Actualmente, junto a los tres hijos que comparten, Miguel, Lola y Matilde, apoya todas las tareas propias de la bodega, siendo hasta ahora, el proyecto en el que más se han implicado y en el que el carácter de cada uno, encuentra su espacio, impulsando y complementando cualquier acción, permitiendo a todos los miembros de la familia, participar de las distintas actividades vitivinícolas, aportando desde el inicio, su granito de arena al que sin duda, es el más completo de todos los proyectos que han visto nacer y que permite compartir tiempo, ilusión y una actividad en familia.